Buenos días David, como muchos, empezaré agradeciéndote lo que haces.

Para mí este sitio se ha convertido ya, desde que lo encontré hace unos meses, en un santuario al que acudir cuando la ansiedad me ahoga. Intentaré sintetizar lo máximo posible los últimos cuatro años de mi vida, marcados por esta experiencia.

 

PRIMERA ETAPA

Conocí a esta chica hace poco más de cuatro años. Atractiva, con gustos parecidos a los míos, vivaz, etc. Desde el principio la conexión pareció instantánea.

Siendo además mi primera relación, yo iba con la bondad y la ingenuidad por delante, y a pesar de que las banderas rojas no tardaron en aparecer, no fueron suficientes para alejarme de ella (me pegó una hostia en mitad de mi lugar de trabajo por hacerle una broma inocente).

 

A día de hoy tengo la sensación de que esa conexión simplemente fue una mimetización, y que se adosó a la persona que yo era en ese momento.

Me hizo un love bombing de libro, con todo lo que ello implica: subirme a un pedestal, sexo increíble, etc.

 

En un par de meses yo ya estaba enganchado. Ella había dejado a su pareja anterior, con el que estuvo tres años, hacía menos de dos meses. Todas sus ex parejas habían sido horribles con ella, es como yo digo, la única flor en el pantano.

Es también digno de comentar que ella fumaba y seguramente fuma mucha marihuana, y es un hábito al que me adosé con ella, disfrutándolo mucho en un principio, pero contribuyendo al aumento de mi ansiedad a la larga.

 

El primer año y medio de relación, he de decir que no fue «malo», ella estuvo viviendo fuera de la ciudad por trabajo.

En ese momento, a pesar de sus malos modos, sus estallidos emocionales, sus ataques de ira etc. el precio a pagar por estar con ella aún no era demasiado alto y mi codependencia aún lo pagaba a gusto.

Si bien con cada uno de esos episodios en los que mi autoestima se iba viendo afectada yo iba teniendo una sensación interna cada vez más fuerte de que «algo no va bien». Sensación a la que no hacía caso.

 

Durante ese año estuve visitándola cada vez que podía, hasta el momento en que llega la pandemia, ella deja su trabajo, y vuelve a nuestra ciudad.

Durante la cuarentena me cercioré de que su actitud cada vez era más agresiva conmigo, con grandes altibajos por supuesto, una montaña rusa emocional que pasaba en cuestión de horas o días del punto más álgido al punto más destructivo.

Después de un verano de 2020 en el que aguanté varias humillaciones por su parte, con gritos por la calle, triangulaciones, mentiras, etc.  me armo de valor, no sin mucha ansiedad y miedo, y la dejo por primera vez.

 

PRIMERA RECONCILIACIÓN Y SEGUNDA RUPTURA

Tras un mes en el que no dejó de acosar a mi familia, amigos, compañeros de trabajo etc. incesantemente, caigo de nuevo por sus promesas de que cambiará, suavizará sus estallidos etc.

Duramos 6 meses más, en los que mi ansiedad aumentaba cada día, porque aunque sabía que no me hacía nada bien, seguía enganchado a ella sexualmente y me sentía profundamente culpable por querer dejarla.

 

No pudo aguantar mucho tiempo sus estallidos, y finalmente la dejo de nuevo. A partir de entonces intenté reconstruirme, centrarme en mi carrera y en mi trabajo, pero cada poco tiempo recibía mensajes suyos.

Tras un tiempo de unos seis meses conseguí superar la abstinencia, conocí a otras chicas, y me armé de autoestima. Pero ella reapareció y se paseó durante unos tres meses por mi lugar de trabajo (trabajo en un pub) con su nuevo novio. Lejos de hacerme daño, me reafirmé en la idea de que no la quería cerca de mí.

 

HOOVERING Y SEGUNDA RECONCILIACIÓN

Meses después vuelve, cuando yo ya empezaba a estar bien, y juega la carta de que tiene depresión, que esta en terapia, con medicación, que le han diagnosticado TLP (hasta ese momento yo ni sabia lo que era) y que no sabe nada, salvo que me echa de menos.

A pesar de que sabía que me traería consecuencias, el enganche sexual que aún tenía con ella me hace caer, el cual duró poco tiempo, en verdad.

 

El precio por estar con ella ya me parecía demasiado alto, en gran parte gracias al proceso que yo había vivido en el último año lejos de ella. Duramos otros 5 meses, en los que las dinámicas fueron prácticamente las mismas, si bien ella intentaba sosegarse y calmarse cada vez que tenía un estallido.

A pesar de ya tenía claro que no quería nada con ella, no tenía el valor de hacerle daño otra vez, y finalmente es ella la que decide dejarme a mi (lo que fue una liberación).

 

ÚLTIMOS MESES

Hace ya más de seis meses que me dejó, y es poco después de la ruptura en que yo descubro este blog, que me ha ayudado a entender muchas cosas.

Si bien esta ruptura no fue tan dolorosa como la segunda, sigo lidiando con las fases en mi recuperación. Afortunadamente he llegado a mi límite, a mi punto de no retorno, y fue gracias a descubrir hace pocas semanas que cuando la dejé por segunda vez, se estuvo acostando con un compañero mío de trabajo.

Estuvo mintiéndome sobre ello durante año y medio con un cinismo y una hipocresía que es para estudiarlo.

 

Y no solo eso, también habló mal de mí, y seguramente sigue haciéndolo, a todo aquel que puede en mi entorno.

Afortunadamente no todo el mundo, por no decir casi nadie, cae en sus manipulaciones.

A día de hoy sigue viniendo a mi lugar de trabajo, me sigue escribiendo a veces para chorradas, pero poco a poco voy recuperando la fortaleza que perdí el año pasado cuando volví con ella, porque tras tantos y tantos ciclos de comportamiento repetitivos, los sentimientos tan puros y bonitos que albergaba hacia ella, se van transformando en lástima y aburrimiento. 

 

CONCLUSIONES

Ahora me gustaría dejar una serie de ideas a las que he llegado en mi proceso: 

  • No me cabe la menor duda, de que aun con su forma retorcida de hacerlo, me ha querido mucho.
  • Es una persona que sufre, y su trastorno hunde sus raíces en una infancia traumatica de abuso en el entorno familiar y escolar, lo cual es una explicación, nunca una justificación. 
  • Yo no soy perfecto, ni mucho menos, y a lo largo de la relación he cometido muchos errores, que pienso enmendar en relaciones venideras.
  • Esta relación me ha enseñado mucho, especialmente de lo que no quiero en mi vida, y me ha hecho crecer mucho como persona en ese sentido, lo que es un anclaje frente a la idea de retomar algún tipo de relación con ella muy fuerte.

 

Y para terminar, me gustaría brindar ánimo a cualquier persona que este pasando por este proceso.

Volver a las aficiones que nos motivan, dejarse arropar por la gente que nos hace bien, descargar el dolor mental a través del ejercicio físico, y lidiar con los altibajos sin titubear ante sus interminables intentos de hoovering, nos llevarán tarde o temprano al bienestar.

David, me alegro de por fin encontrar el valor para escribir mi historia. Me he dejado un 80% en el tintero, pero como comprenderás seguramente son experiencias tan intensas que nos cuesta recordar y ordenarlo todo. Además muchas de las cosas que he vivido y lo que me han enseñado son cosas de las que ya hablas tu mismo en tus artículos, por lo que no quería ser reiterativo.

 

Me gustaría añadir como post data que un primo mío, que ya tiene 38 años, tuvo un hijo, que ahora tiene 14, con su ex pareja, también trastorno límite. Pues bien, a día de hoy, ella sigue aprovechando la más mínima oportunidad de hacerle daño, tanto tiempo después, y a menudo usando al chaval.

Con esto quiero decir, que la esperanza de cambio, en según que casos, pero me atrevería a decir que en la mayoría, es nula o prácticamente nula.

 

Muchas gracias por todo!

 

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