Buenos días a todos y feliz año!!! En primer lugar, quería agradecer a David todo el esfuerzo que pone escribiendo este blog y su generosidad al compartirlo. Nos ayuda mucho ya que después de una experiencia como la nuestra lo que buscamos es entender qué ha pasado para tomar conciencia y no volverlo a repetir.

 

DOS AÑOS Y MEDIO DESPUÉS DE LA RUPTURA CON MI EX NARCISISTA

Como casi todos los que estamos aquí, he sufrido una relación tóxica con una narcisista encubierta (TNP). Lo descubrí al poco de que me descartara porque una buena amiga, que además es psicóloga, me lo advirtió. Al decirle que cuando se enfadaba me dejaba de hablar durante un tiempo me dijo, eso es un comportamiento pasivo-agresivo. Tirando de ese hilo de Ariadna llegué al diagnóstico final, había estado con una TNP.

Ya hace 2 años y medio del descarte y, aunque aún pienso de vez en cuando en ella y en sus maldades, creo que he superado y aceptado lo que viví. He superado también la disonancia cognitiva y sé perfectamente que esa persona no es apta para tener una relación sana con nadie. Pero eso ya no es asunto mío. Y hasta aquí voy a mencionar en este testimonio lo de la otra persona. Ahora voy a hablar de mí.

 

Como bien dice David, mi caso es muy similar a lo que él menciona en el artículo sobre la codependencia. Lo soy y he sido prácticamente toda mi vida y estoy seguro que viene de lo que he vivido en la casa familiar.

De hecho, uno de mis  progenitores era abusivo y el otro codependiente y yo, como mis hermanos, aprendimos que era normal tolerar los abusos del primero para evitar amenazas y castigos. Ésta es la raíz del problema porque en la infancia normalizamos lo que vemos y vivimos y después cuando somos adultos repetimos estos patrones tóxicos.

Lo malo es que todo ésto opera de manera muy subconsciente y, aunque sabes que algo no va bien en tus relaciones, todo lo achacas a la mala suerte o que aún no has conocido a la persona ideal. Y sigues adelante sin resolver el problema creyendo que todo lo que te pasa es culpa de los demás y que somos víctimas del destino.

 

MIRANDO DENTRO DE MI MISMO

Y lo que he aprendido es que nosotros también tenemos una cierta responsabilidad de lo que nos está sucediendo y ahí es donde nos tenemos que centrar de ahora en adelante.

Sí, es cierto que nuestros ex tóxic@s tienen un trastorno y causarán daño a todo el que intime con ell@s. Pero también es cierto que nosotros tenemos una vulnerabilidad o carencia que tenemos que trabajar sino queremos que nos vuelvan a entrar y nos quiten nuestra paz y felicidad. Ahí es donde tenemos que trabajar con pico y pala.

 

Coincido con David en que la llave maestra para reforzarnos es trabajar ese sistema inmunológico que tenemos tan debilitado (autoestima, límites e individualidad) ya que si lo tenemos fuerte es mucho más difícil que alguien abusivo pueda perpetrarnos como lo han hecho. Y si pasan la primera barrera del sistema (por ser muy encubiertos) tendremos la capacidad y las herramientas de sacarlos de nuestra vida antes de que sea demasiado tarde.

 

COMO ME HE TRABAJADO A MI MISMO DESPUES DE MI RELACIÓN TÓXICA

Y ahora la pregunta del millón. ¿Cómo lo fortalecemos? Por lo que comenta David y he visto en terapia hay que trabajar varios frentes a la vez. En primer lugar, lo primero es perdonarnos y darnos esa compasión que no hemos tenido con nosotros mismos antes.

A mí me está ayudando mucho la meditación y trabajar la autocompasión. En internet hay cursos sobre estos temas y seguramente lo trabajen muchos terapeutas. Buscad las siglas MSC (Mindfulness and Self Compassion).

 

Una vez nos hayamos perdonado hay que darnos todo aquello que dábamos a nuestros ex tóxic@s a espuertas (cariño, apoyo, dedicación, comprensión, etc). Hay muchas técnicas para hacerlo que podéis ver en estos cursos o en terapia.

La clave es poner el foco en nosotros mismos y olvidarnos de terceras personas, al menos a lo largo de este proceso de reconstrucción.

 

El miedo a la soledad

Otro trabajo que hay que hacer es el de trabajar nuestro miedo a la soledad. Probablemente, es lo más complicado porque es un miedo ancestral que todos, en mayor o menor medida, tenemos.

No se trata de eliminarlo al completo sino de saber lidiarlo, exponiéndonos a él y viendo que el ogro no es tan fiero como lo pintan. Cuando comencemos a sentirnos más cómodos con la soledad veremos que la necesidad hacia otras personas decrece y no las buscaremos como un yonkie busca su droga. Las buscaremos para conectar y compartir, no para consumir.

 

Límites personales

En cuanto a los límites, yo me he hecho una lista de valores innegociables tanto si estamos en pareja como si nos relacionamos con otras personas. Esa lista es para mí como las tablas de Moisés y si alguien trasgrede uno solo de esos valores automáticamente pongo el límite. En mi opinión, si algunos de estos valores se pisotean una sola vez ya es razón suficiente para romper la relación (respeto, confianza, fidelidad, libertad).

 

Nuestros objetivos

Y, por supuesto, hay que trabajar mucho en nuestro propósito vital ya que es la clave para ser una persona feliz, tengas o no tengas pareja. Ese propósito puede ser algo en concreto o un compendio de actividades (trabajo, hobbies, metas personales, espiritualidad), como es mi caso. La clave es que sean únicamente tuyas y, por tanto, que dependan únicamente de nosotros mismos.

 

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Y para acabar, ¿quiere ésto decir que la pareja ya no sea importante en nuestras vidas? No, no debemos renunciar nunca a esa conexión maravillosa pero, como dice David en su artículo, que ésta no guíe nuestra existencia ni sea el requisito sine qua non para ser felices.

 

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